El sueño en la cultura empresarial: restringir el sueño es malo para empresarios y empleados

El empleado con exceso de trabajo y mucho poder es un arquetipo recurrente en la cultura estadounidense. Las profesiones más glorificadas de nuestra sociedad -médicos, abogados y banqueros de inversión- son famosas por sus largas jornadas laborales y por no proporcionar suficientes horas de sueño. Nuestras cadenas de televisión están llenas de programas que idealizan la vida trepidante y emocionante de los médicos de urgencias o los abogados penalistas, al tiempo que restan importancia a las consecuencias negativas para la salud de un estilo de vida tan privado de sueño. Además, muchas empresas tienen una cultura que exige 110% a sus empleados, sin tener en cuenta los perjuicios en términos de eficiencia, productividad a largo plazo y salud individual. 

Por eso hoy analizamos el sueño en nuestra cultura empresarial y cómo afecta a los trabajadores y a Estados Unidos en su conjunto.

El sueño en la cultura de empresa

Tener trabajadores bien descansados es importante tanto para los empleados como para el empresario. 

La actitud del tipo duro frente al sueño

Es justo decir que en Estados Unidos no somos muy amigos del sueño (al fin y al cabo, más de la mitad de los adultos de este país no duermen lo suficiente). El sueño, sobre todo para las personas que trabajan en puestos de alta presión, no se considera una prioridad. ¿Qué importan una o dos horas de sueño perdidas cuando la empresa te necesita? A menudo se presiona a los trabajadores para que hagan horas extra, hagan turnos desconocidos o mantengan horarios inusuales con el fin de satisfacer las demandas de su empresa. Todo ello puede comprometer la calidad del sueño.

Además, muchos hombres de negocios y políticos de alto nivel sienten la necesidad de sacrificar horas de sueño para mantener el ritmo de sus ajetreadas y exitosas carreras. Por ejemplo, El candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, afirma dormir entre 3 y 4 horas cada noche. Otras celebridades como Marissa Meyer, Martha Stewart e incluso Thomas Edison afirman que duermen poco. Historias como éstas puede dar la impresión errónea de que el sueño es desechable, e incluso improductivo o imposible para los magnates de éxito. De hecho, el sueño es vital para el funcionamiento diario, y muchas personas, como Bill Gates y el fundador de Amazon, duermen al menos 7 horas por noche.

Además, hay un elemento de machismo en la forma en que nuestra cultura aborda el sueño. Ser capaz de correr con pocas horas de sueño se considera un signo de fortaleza, mientras que las personas que duermen mucho (o incluso sólo el cantidad recomendada) son tachados de débiles o perezosos. Esto dista mucho de la realidad. 

El sueño no es para los débiles

Dormir es vital para un correcto funcionamiento físico y mental. Basta con echar un vistazo a la efectos negativos de la falta de sueño para hacerse una idea de lo que no dormir lo suficiente puede hacerle a su cuerpo y a su mente. 

Se calcula que la falta de sueño, que afecta a uno de cada tres empleados estadounidenses, cuesta a las empresas más de 1.000 millones de euros al año. $63.200 millones en 20111. La gente se presenta a trabajar, pero la falta de sueño les hace funcionar con una eficiencia inferior a la máxima. Las personas privadas de sueño tienen dificultades para mantener la atención en la tarea que tienen entre manos. Un estudio sugiere que por cada hora de sueño perdida la noche anterior, los empleados pasan aproximadamente 8,4 minutos más navegando por Internet durante la jornada laboral.  

No sólo eso, la privación de sueño provoca una mayor agitación entre los trabajadores. Tienen el temperamento más agudo, menos paciencia y menos tolerancia hacia los demás. La falta de sueño durante las vacaciones, por ejemplo, hace que los trabajadores del comercio minorista sean más propensos a gritarse unos a otros e incluso a pelearse en el trabajo.  

Aumentar la productividad aumentando el sueño

Por desgracia, la actitud hacia el sueño en la cultura empresarial ha tardado en cambiar, aunque algunas empresas están empezando a fomentar hábitos de sueño adecuados entre sus empleados. ¿Has oído hablar de las famosas cabinas de siesta de Google, donde se anima a los empleados a echar una cabezadita durante la jornada laboral si lo necesitan? Es un ejemplo. Empresas como Goldman Sachs también han invertido en cursos de formación y recursos para sus empleados. 

En Estados Unidos tenemos que darnos cuenta de que dormir no es un pasivo, sino más bien un superpoder. Recarga nuestro cerebro, fortalece nuestro cuerpo y nos hace más amables y productivos. El sueño es un activo para los empresarios, no un enemigo. 

En última instancia, cambiar esta mentalidad empieza a nivel individual. Esta noche, en lugar de quedarte despierto hasta tarde para responder correos electrónicos, intenta acostarte a una hora razonable. Puede que al levantarte te des cuenta de lo beneficiosa que ha sido esa hora extra para tu estado de alerta y tu energía, y que puedas responder a esos correos en la mitad de tiempo. 

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Fuentes: 

1) Ronald C. Kessler, PhD et al. "Insomnia and the Performance of US Workers: Results from the America Insomnia Survey". Diario SLEEP.

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Crédito de la foto: reynermedia. "Trabajador durmiendo". Licencia Creative Commons. 

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